3 pasos en tu divorcio para empezar a construir un futuro Feliz
¿Recuerdas cómo te levantabas cada mañana pensando que hoy volvíais a tener una cita? ¿Recuerda lo largos que se hacían los días cuando no os veíais? ¿Recuerdas la sensación de detenerse el tiempo y no moverse cuando estabas a su lado? ¿Recuerdas cómo se iluminaba tu rostro cada vez que te entraba una llamada o whatsapp con noticias suyas? ¿Recuerdas la complicidad y la cara de felicidad que teníais con tan solo miraros a la cara?
Sin embargo, ahora ya es todo diferente. Su sola presencia incomoda, y tu expresión se congela con sólo pensar en que aparezca por la puerta. No te atreves a decirle nada. Por momentos ni a mirarle. Sus llamadas te tensan y sus whatsapps no te atreves ni a abrirlos. Son como avisos de bomba.
Del amor al odio sólo hay un paso y en los tiempos actuales ni siquiera eso. Con un solo click se enciende la llama pero no del deseo sino de la guerra y conflicto.
Cuando las cosas no son como eran, cuando ya nada es igual en la pareja y se inicia el camino de la separación, los pasos en tu divorcio, y en este momento dejar de lado los sentimientos personales es lo más complicado. Realmente lo complicado es más bien dejar de lado los malos sentimientos personales. Esos que ahora te hacen ver a tu pareja de manera totalmente opuesta a como la conociste y la disfrutaste. Esos que te hacen verla ahora como tu peor enemigo más que como el mejor acompañante de la vida. Esos que te hacen incluso llegar a verla como la peor influencia para tus hijos más que como lo que siempre te había parecido, un modelo a seguir y ejemplo para ellos.
Empiezas a dejar dominarte por el odio y la razón más que por la aceptación, el aprendizaje y el amor.
Cuando la emoción sube la inteligencia baja, y cuando estás metido de lleno en un divorcio los únicos pensamientos que de inmediato te vienen a la cabeza son pensamientos de reproche y rencor. Es muy complicado dejar de estar dominado por esos pensamientos y emociones, y tu capacidad de tomar decisiones acertadas queda mermada. Empiezas a dejar dominarte por el odio y la razón más que por la aceptación, el aprendizaje y el amor. Te empiezas a enfocar cada vez más en tener razón, es cada vez más grande ese odio que alimentas, que tiras para adelante con él de tal manera que sin pensarlo llega un momento en que te encuentras que has destrozado no solo el matrimonio sino tu vida y, lo que es peor, la vida de las personas que más quieres, tus hijos.
Si el amor se acaba de tanto usarlo como dice la famosa canción, lo lógico y normal sería poder terminar la relación al menos con el mismo grado de cordialidad y responsabilidad que cuando empezó. Al menos de esta manera.
¿Tan difícil es una separación de mutuo acuerdo sin peleas, reproches ni rencor? ¿Tan difícil es decidir empezar esta nueva etapa de tu vida desde la responsabilidad, la aceptación y el aprendizaje, también con respecto a tu pareja y a todo lo relacionado con tus hijos?
La palabra divorcio, por el mero hecho de pronunciarse, ya va a asociada en este mundo a reproche y conflicto.
La mayoría de post y cosas que se escriben sobre un divorcio se centran en las cosas negativas. Destacan lo peor que puede ocurrir durante tu proceso de divorcio y te dan consejos para protegerte.
De hecho, si anuncias ante tu grupo de amigos que tu relación no va bien y que estás pensando en divorciarte, te empiezan a llover mil consejos sobre qué hacer para protegerte y surgen mil historias con casos de amigos y amigas que han tenido una experiencia horrorosa. Es raro, por no decir imposible, que ante una conversación de este tipo salgan sobre la mesa experiencias de divorcios maravillosas y responsables.
¡Ten cuidado! ¡No te fíes! O, ¡búscate un buen abogado!, son las expresiones que más se repiten cuando dices que te piensas divorciar. Tampoco faltan las de reproche como ¡Ya lo sabía yo! ¡No te merecía!¡ Siempre eras tú el que lo hacía todo! ¡No se preocupaba de los niños!, etc.
Pues bien, desde Casasempere abogados tenemos el gusto de decirte con rotundidad que sí hay divorcios con final feliz. En el despacho los hemos vivido y lo seguimos viviendo. Y sobre todo, los disfrutamos.
Hay parejas y matrimonios que han sabido gestionar su separación de mutuo acuerdo sin conflicto. Que no se han faltado al respeto. Que han sabido compartir a los hijos y que han buscado plasmar en el papel la mejor forma de finalizar con su matrimonio y sin embargo mantener sus lazos como padres.
Hay parejas que han sabido enfocar su nueva situación únicamente desde su papel de padres, aceptando su nueva situación con respecto a quien era su pareja desde la aceptación, aprendizaje y responsabilidad.
Hay personas que han sabido dejar de lado esas malas emociones personales, aceptar la situación, y centrarse en lo verdaderamente importante, sus hijos.
Porque no todos los divorcios terminan como el rosario de la Aurora. Como hemos dicho, en el despacho hemos tenido el privilegio de trabajar codo a codo con muchos de estos casos. Y es un auténtico placer ver a dos padres hacer una demostración de responsabilidad y respeto mutuo. Y sobre todo, es un auténtico regalo para nosotros comprobar como son capaces de anteponer su amor al hijo común que al rencor por el fracaso personal en su relación de pareja. Estos valores de amor y respeto mutuo los vemos a diario, y son y a los que más benefician es a sus propios hijos.
¿Y por donde empiezo para construir ese divorcio feliz? En Casasempere abogados entendemos que hay 3 pasos, más bien 3 tipos de comportamientos, sencillos pero muy potentes, que son de entrada necesarios e imprescindibles para empezar a sentar las bases de un divorcio feliz:
PASO 1.- Escucha para entender, no para responder
La mayoría de las persona no escucha, sólo oye ruido. No asimila ni quiere comprender el significado de las palabras que pasan por su cerebro. Y cuando lo comprenden siempre lo hacen no para entender lo que se dice ni para ponerse en la situación de quien lo dice, sino para responder, rebatir y entrar en una espiral de conflicto.
Si las personas cuando nos reunimos a hablar calláramos más y escucháramos, muchos de los conflictos que vivimos se reducirían o ni siquiera existirían.
En la gran mayoría de las ocasiones, las personas y, en concreto, las parejas que deciden poner fin a su relación, tienen mucho más puntos en común que contrarios, sobre todo con la relación con los niños, pero al no parar a escuchar los argumentos de la otra parte y cerrarse en banda, no se logran entender y eso hace ya no solo que se alcance un acuerdo sino que ese acuerdo cada vez esté más lejos.
Desde niños una de las frases que más hemos oído pronunciar por los labios de nuestros padres es ¿me estás escuchando?. Ya nos estaban tratando de educar en la importancia de detenernos en nuestros pensamientos internos y en nuestro dialogo personal, parar todo nuestro ruido interior y escuchar de forma activa y atenta.
Sin embargo, por desgracia, esa parte de nosotros impulsiva y que solo quiere tener razón, nos ha hecho aprender a vivir oyendo nuestro entorno pero no escuchando. Para escuchar, tal y como aparece en la definición del Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, es necesario prestar atención a lo que se oye, y en la mayoría de los casos, en los divorcios así sucede, la única atención por la que ponemos atención por encima de todo, es aquella que se acerque única y exclusivamente a nuestra forma de pensar.
Si las personas cuando nos reunimos a hablar calláramos más y escucháramos, muchos de los conflictos que vivimos se reducirían o ni siquiera existirían.
Por eso, el primero de los pasos a seguir para un divorcio feliz es que empieces a poner atención a lo que te dicen, no para responder sino para comprender.
PASO 2.- Reflexiona y no te precipites
Mucha gente vive su vida arrastrada por un mundo acelerado. Estamos acostumbrados a vivir estresados, a correr de un lado para otro, contra reloj, desde que se te abren los ojos al sonar el despertador hasta que te acuestas. Desayunamos de un trago, de pie mientras preparamos a carreras los almuerzos y los desayunos de sus hijos. Vivimos sometidos por las agujas de su reloj.
Despertamos a nuestros hijos con prisas y ante la típica respuesta somnolienta de los niños de ¡porfi cinco minutos más!, enseguida le decimos a grito limpio, desde la otra punta de la casa normalmente, ¡Levantáte ya, no tenemos tiempo!.
Desde bien temprano arrastramos a quienes nos rodean a nuestro caos personal de vida acelerada. Gritos, prisas, carreras.
No nos damos cuenta que estas situaciones necesitan una reflexión profunda, ya no solo para ti sino también para la otra persona. Y necesitan tiempo y atención. Un divorcio da lugar a sentar las bases de la nueva vida que te espera. No solo tu vida sino también la de tus hijos y de ellos con respecto a ti como padre o madre. Sin embargo, sea divorcio u otra cosa, nosotros nos empeñamos en querer resolverlo todo al instante y sin responsabilidad.
Si en el primer paso decíamos que no escuchábamos, y que si lo hacíamos era para responder, aquí añadimos que tras escuchar lo que nos han dicho debemos parar, reflexionar y pensar. Queremos tomar decisiones sin haber reflexionado lo que nos han dicho, sin saber exactamente qué es lo que nosotros queremos de verdad.
Para tomar decisiones adecuadas es necesario pensar, y para pensar con claridad es necesario que tu mente no se encuentre invadida por las montañas de ruido y estrés a la que la sometes a diario.
Y ya no solo no dejarse invadir por todo eso. Necesitamos apartar también, o cuanto menos analizar con cuidado, las muchas opiniones que nos llegan desde todos los sitios, familia y amigos sobretodo, cuando de un divorcio se trata. Todo el mundo te da su opinión y muy pocas de esas opiniones están realizadas desde la reflexión, sino más bien desde el rencor y el reproche. ¿Te suena lo que te decimos?
Pensar requiere detenerse, sentarse y sólo centrar todo el poder de la mente en ese concreto problema para el cual quieres encontrar una solución adecuada.
Y todo esto hay que tenerlo en cuenta ya no solo para ti mismo sino para tu relación con la otra persona. Si eres de los que no reflexiona y además presiona a la otra persona para que tome decisiones, debes saber que estás logrando el efecto contrario. Toda persona bajo presión se cierra en banda, automáticamente se pone a la defensiva y se vuelve inflexible para llegar a acuerdos. Su mente no se para a analizar, se pone en modo protección e impide todo aquello que sea nuevo o desconocido, con lo que estás limitando tú mismo la posibilidad de que entienda aquello que le estas planteando.
Queremos tomar decisiones sin haber reflexionado lo que nos han dicho, sin saber exactamente qué es lo que nosotros queremos de verdad.
Y al contrario, cuanto más relajas el ambiente de diálogo, más fácil es avanzar y llegar a puntos en común. Porque hablar con calma ayuda a entender y entendiendo podemos comprender lo que nos piden. Y al comprender podemos ver que realmente no se cede por capricho sino por el bien de los hijos. Ambos padres en calma pueden llegar a encontrar la mejor solución que más ayude a sus hijos.
Si quieres tomar decisiones acertadas en tu divorcio acostúmbrate a pensar. Para nosotros una de las mejores formas de pensar es pasear junto a la naturaleza. Los árboles, el ruido de los ríos o la orilla del mar, si tienes este privilegio como nosotros, te aseguro que te dará mucho más claridad a tu mente, y con ello darás más claridad al divorcio y a la otra persona, con lo que redundará en tu beneficio, en el de tus hijos y en el de todo el mundo.
PASO 3.- Pregunta, no respondas
La mayoría de los padres que entablan una conversación relacionada con sus hijos parten de una posición defensiva y de querer responder desde querer tener la razón.
¿Te has planteado que a veces no entiendes lo que te están tratando de comunicar, porque en lugar de preguntar para entender, te has limitado a preguntar para responder y debatir?
Las preguntas son necesarias para comprender. Si no has entendido, no has escuchado, si no has escuchado no has reflexionado y si no has reflexionado con seguridad tu decisión será errónea. Haz preguntas y trata de entender el por qué de los puntos de vista que aparentemente parecen opuestos.
Haciendo preguntas verás que vas a ir despejando aquellos pareceres que tú entendías mal y que en el fondo no estaban tan distanciados de los tuyos. Con las preguntas podrás saber en qué punto concreto está ese distanciamiento que os aleja del acuerdo.
Sabiendo donde está de verdad el desacuerdo se pueden empezar a plantear propuestas de solución que aproximen el acuerdo. Sabiendo donde está el distanciamiento se puede pensar en posibles soluciones y proponer alternativas que permitan acercar posturas.
Al final, estos 3 pasos a seguir para asentar las bases de un divorcio feliz se podrían resumir o complementar con uno: Saber parar. No dejarse arrastrar por las prisas y tomar el tiempo adecuado para hacer cada uno de los pasos que hemos señalado. Si los pones en práctica veras sus resultados.
¿Y tú, crees que eres capaz de poner en práctica estos 3 pasos?
¿Crees que puedes ser nuestro próximo ejemplo de responsabilidad en tu divorcio?
Por favor, cuéntanos tu experiencia
Me gustaria saber si teneis despacho en Madrid y el precio de una primera consulta
Hola Diana: Nuestra sede principal está en Alicante, pero llevamos asuntos por todo el territorio nacional.
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