Casos y situaciones de un divorcio. El peligro de las percepciones
«Ufff ya verás la que se lía ahora. Seguro que se pone hecho un energúmeno. Mierda, me va a denunciar otra vez, con lo tranquilo que estaba todo.»
¿Te has dado cuenta de que nos pasamos la vida prejuzgando y anticipando el resultado? Vemos muchos casos de divorcio en los que los resultados ante situaciones similares son de lo más variado. Y todo por la misma razón.Vivir desde echar la culpa en lugar de asumir la responsabilidad.
Antes de hablar con nuestro ex, ya hemos visualizado en nuestra mente que se va a enfadar, que no lo va a entender, que todo va a ir mal. Anticipamos el fracaso sin ni siquiera haber intentado hablar.
El pasado lunes la ex mujer de nuestro compañero de despacho Javier, le remitió un whatsapp en el que le indicaba que por cuestiones de pruebas médicas no iba a poder recoger a su hijo mayor a la salida del instituto. Y que si él podía hacerle el favor de recogerlo y llevarlo a su casa.
Hasta aquí todo parece normal.
Pero, y si os decimos que está en marcha un proceso de modificación de medidas iniciado por la madre en el que solicita la custodia exclusiva del hijo mayor. ¿Cuál crees que habría sido la reacción normal de cualquier padre que se ve enjuiciado ante una petición de ayuda en un momento así?
La respuesta habitual es un rotundo NO. ¡Al enemigo ni agua!.
¿Y que pensaríais si ahora os digo que el martes a las 17:39 de la tarde nuestro compañero Javier, empezó a recibir llamadas insistentes de la madre de los niños, de su hermano y de su propia madre?
Ante tanta insistencia fue consciente de que había pasado algo fuera de lo habitual. Si a esa primera intuición le sumas que al contestar una de las muchas llamadas de su hermano, escuchó suspiros de que algo urgente estaba pasando, pero por mucho que gritaba no le oían. Era como en la típica escena de la películas de tensión en el que parece que todo se alinea para poner mucha más tensión y emoción. Pues bien, en ese instante aunque recibía la llamada y contestaba a él no le oían, con lo que parecía que no había contestado.
El marcar continuo desesperado de unos y de otros tratando de comunicarse con urgencia, hace que se pisen en la conexión y que siempre aparezcan comunicando. Por lo que durante unos minutos la angustia se multiplica haciendo temblar su pecho.
Cuando consiguió hablar con su hermano, éste le preguntó ¿Oye tu tenías que recoger al niño hoy?
Un escalofrío recorrió su cuerpo. Empezó a pensar todo lo que había ocurrido, espera, estaba convencido que sólo le pidieron el favor de recogerlo el lunes.
Empezó a escuchar como su hermano empezó a criticar a la madre de los niños, ¡Esta loca seguro que no te ha dicho nada y ya te la quiere liar!, Hermano, te he llamado enseguida porque mira que si va y te denuncia. Yo no me fio un pelo.
Javier pidió calma y tranquilidad. Antes de hablar quería asegurarse bien si el error no era de él, para evitar echar leña al fuego.
Colgó el teléfono y abrió el whatsapp, subió nervioso hasta el mensaje del lunes y leyó poniendo todo su foco y atención en las palabras del mensaje recibido:
“Tengo unas citas médicas a primera hora de la tarde hoy y mañana, me puedes hacer el favor y recogeis a Adrian del colegio?”
Sus ojos se quedaron fijos en esas tres palabras “hoy y mañana”. Su mente estaba convencida de que cuando lo leyó sólo ponía “mañana”. Estaba convencido de que sólo era el lunes. De hecho había pasado por delante del instituto y estaba totalmente tranquilo de que su madre lo había recogido.
A las 18:09 llamada de la madre. El niño estaba esperando en el instituto, todo ha quedado en un susto. Está bien.
¿Cuál crees que habría sido la reacción normal de unos padres ante casos de divorcio con una relación tensa ante una situación similar?
Gritos, reproches, culpabilizar….y un largo etc.
Sin embargo, su primera reacción nada más descolgar fue pedir unas sinceras disculpas, explicar de forma tranquila y demostrando que él también se había asustado por la situación que no se había percatado que en su mensaje de whatsapp le decía “hoy y mañana”.
Le explicó que estaba totalmente convencido de que no tenía que ir a por él.
¿Cuál crees que hubiera sido la reacción normal de cualquier madre divorciada con una relación más que tensa con el padre de sus hijos ante casos de divorcio similar?
Gritos, reproches, culpabilizar…..y un largo etc.
Pero cuando sus primeras palabras fueron amables y sinceras con un sentido “Lo siento” todo cambió. Al asumir la total responsabilidad por lo que había ocurrido. La reacción de la madre fue:
No te preocupes, vamos todos acelerados, tenía que haberte enviado otro whatsapp hoy para recordártelo.
A lo que Javier respondió: La verdad es que No, es mi total responsabilidad, te pido disculpas porque no leí con atención tu mensaje.
Acto seguido le pidió que le pasará a su hijo Adrián para pedirle disculpas porque llevaba desde las 16:30 esperando en el patio del colegio a que su padre llegara para recogerlo.
Y le explicó que ante otra situación igual debía de entrar en secretaria y pedir que llamaran por teléfono. Y si no, que él sabía que a escasos 5 minutos de su instituto estaba la casa de su padre.
La moraleja de esta historia:
Muchas veces cometemos errores, pero eso no significa que seamos malos padres. Simplemente somos seres humanos que erramos.
El resultado de todas tus acciones está en función de cómo enfoques cada situación que vives. Si en lugar de asumir el 100 % de responsabilidad, Javier hubiera empezado a gritar y a reprochar a la madre porque no le había recordado nada. Si hubiera culpabilizado echando los balones fuera para sentirse bien, para autoengañarse de que él lo hace todo perfecto, sólo habría echado un leño más al fuego de la mala relación. Habrían acabado como en otras muchas ocasiones, colgando el teléfono encendidos para no escuchar más descalificativos y respirando nervioso, pensando que esta situación jamás tendría fin.
¿Y si el secreto para eliminar el conflicto es empezar a ver todas las situaciones desde la total responsabilidad personal?
En esta situación ambos padres asumieron la responsabilidad. Ninguno de ellos se culpabilizo. Ninguno atacó al otro. Y por eso el resultado final fue un simple susto y lo que es mejor. Una reacción de madurez de los dos padres que se acerca mucho más al amor y que consigue desterrar el conflicto.
Pero, ¿Y si no le hubiera puesto esas 3 palabras “hoy y mañana”?
¿Y si a la madre se le hubiera olvidado avisarle que tenía que recoger a su hijo esas dos tardes?.
Javier, quiere pensar que su reacción hubiera sido igual de tranquila.
¿Qué es lo peor que ha pasado?
Que el niño, con 14 años ha estado esperando una hora extra en el colegio. Nada más. Al final no ha pasado nada grave que justifique un enfado, un enfrentamiento o un descalificativo entre ambos padres.
Pero vamos a ser honestos. Estamos convencidos de que al decir que hubiera tenido una reacción similar, se autoengaña. Seguramente se habría dejado dominar por su mente que lleva años queriendo hacerle ver que él es mejor padre, mejor cuidador, mejor educador… y habría sido un motivo nuevo para poner en duda la labor de la madre.
Sin embargo, la experiencia de ayer le ha servido para reflexionar.
Lo primero que hizo es entender la preocupación de la madre. Tras llamarle a él y no recibir respuesta inmediata, llamó desesperada a su hermano y después a la abuela.
Y se preguntó ¿Qué hubiera hecho yo en su situación? Exactamente lo mismo, porque ella está acostumbrada a que siempre que Javier le dice que él se ocupa de recogerlo, siempre lo hace.
Al llegar a casa del médico y ver que su hijo no estaba, es más que entendible que se acelerara y que desesperada llamara a todos. Eso nos demuestra que pese a todo lo que la mente de cualquier padre quiera pensar es una madre que se preocupa de su hijo.
Y después debemos admirar que su reacción final tras las disculpas fue excelente. En lugar de señalar y culpabilizar como se ha estado haciendo durante años, se puso en la situación de Javier, vió su preocupación en su voz y comprendió que en verdad había sido sólo un despiste. Algo que por desgracia le puede suceder a cualquiera.
¿No crees que es el momento de que empieces a ver todo lo que ocurre con tu ex desde otra perspectiva? ¿No crees que es el momento de entender que cada uno hace en cada momento lo mejor que sabe y ante un error que veo no significa que no quieras a tus hijos o te despreocupes de ellos
Cuéntanos que situaciones has vivido, que te han hecho reflexionar igual que como lo hizo Javier y su ex. Dinos en que situaciones has culpabilizado en lugar de responsabilizarte y todo ha terminado en una discusión monumental con tu ex.
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