¿MERECE LA PENA TANTO DOLOR Y CONFLICTO POR UNA CUSTODIA COMPARTIDA?
Llego a la puerta de los juzgados y con lo primero que me encuentro es con la noticia de que hoy la jueza titular no está. Parece que el universo empieza el día queriendo ayudarnos.
El cliente no se lo termina de creer. Respira aliviado al saber que la jueza que las últimas tres veces ha resuelto sobre la custodia compartida de su hijo, hoy no va a estar en la sala.
Nuestro cliente de hoy acarrea a sus espaldas el peso de 10 años de conflicto. Desde que decidiera divorciarse cuando su hijo contaba con la edad de 2 años de edad y entonces aceptara la custodia exclusiva materna con un régimen amplio de pernocta de su hijo, han sido múltiples las ocasiones en las que ha terminado ante el juez para tratar de conseguir que una sentencia pusiera CUSTODIA COMPARTIDA.
En la primera visita a nuestro despacho, advertí que tenía fijación por conseguir el reconocimiento de la victoria. Ansiaba conseguir el título de las dos palabras «CUSTODIA COMPARTIDA».
Disfrutaba de un régimen amplio de visitas y fines de semana alternos, desde los viernes a la salida del centro escolar hasta los lunes en que lo reintegraba en el centro escolar. Y los martes con pernocta, reintegrando al menor el miércoles por la mañana.
Su verdadero objetivo era conseguir al menos un día más con pernocta, para poder disfrutar del 50% del tiempo con su hijo. Siempre empeñado en la siguiente reflexión: si disfruto del 50% del tiempo con mi hijo, tengo ”CUSTODIA COMPARTIDA».
Pretender conseguir una sentencia con esas dos palabras le ha provocado un enorme desgaste emocional que, además, ha contagiado a su actual pareja. Ambos defienden al unísono la necesidad de que se otorgue la CUSTODIA COMPARTIDA. Hablan de justicia y de igualdad. De que es un derecho de su hijo y de él como padre.
El único problema, que no es poco, para ese deseo, o mejor dicho obsesión, es que su hijo con 11 años ha manifestado ante el juez que no quiere cambiar su situación actual y que prefiere estar con su madre, negándose incluso a ampliar un día más el tiempo con su padre.
El informe del gabinete psicosocial refiere que, ante el deseo expreso del menor, y el hecho de que el menor está acostumbrado desde los dos años al estilo educativo y a convivir con la madre, no aconsejan el cambio de custodia exclusiva a compartida.
Recomiendan que se establezca un recurso terapéutico familiar de cara a tratar de mitigar el conflicto existente entre los padres.
Una vez más, los padres han optado por querer tener la razón y ganar y se han olvidado de que lo verdaderamente importante es la felicidad de su hijo.
Entramos en los juzgados y tras un rato en pie me dice:
-Javier, me voy a sentar porqué estoy un poco nervioso.
Le miro, sentado en el frío banco de madera. Tiene mirada de preocupación y un movimiento agitado de piernas que delata ese estado nervioso.
Mira su reloj. Las 11:00 horas. La hora en la que se suponía que tenía que empezar el juicio. Sin embargo, todavía seguimos esperando en la puerta de la sala de vistas a que terminen los del anterior juicio.
Se abre la puerta y sale la pareja anterior con cara de pocos amigos. Algo habitual día a día en los juzgados. La sonrisa en estos lares es una auténtica utopía.
Llego la hora de empezar. Es el momento de dar lo máximo para defender a nuestro cliente.
Dejo el maletín en el suelo y me pongo la toga. Es el momento de tomar aire tres veces, retener tres veces y soltar tres veces. Es mi ritual para calmar los nervios. También es momento de recordarle a mi mente que debe estar calmada y atenta.
Me recuerdo mentalmente que todo ya está escrito y que lo que tenga que pasar pasará, así que no debo alterar mi paz ni tomármelo mal.
El funcionario en voz alta dice “Que pasen los letrados primero”. Es el momento previo en el que se trata de llegar un acuerdo.
Nuestra compañera, letrada de prácticas, sigue al pie de la letra mis instrucciones y se pega a mí como si fuera mi sombra. La mejor forma de aprender es viviéndolo directamente.
Antes de entrar, le pido a Su Señoría y al compañero de la otra parte si tienen algún inconveniente en que acceda a la sala. No se oponen y entra. Empieza el show judicial.
Antes de que el Juez pueda articular palabra, le indico que hay un escrito solicitando pruebas que no ha sido tenido en consideración por el juzgado, y que son pruebas esenciales para la defensa de los intereses de esta parte en el desarrollo de la vista.
El compañero letrado indica que no le ha llegado el traslado previo con la solicitud, y que no tiene constancia.
Su señoría le da traslado al contrario para que pueda valorarlo y en su caso aceptar o rechazar una posible suspensión. La otra parte se opone a la suspensión, pues ya había habido una anterior suspensión por la imposibilidad de conectar la videoconferencia.
El juez, tras leer el escrito, considera que no hay causa para ampliar el informe del gabinete psicosocial, considera que dicho gabinete dispone de la máxima credibilidad y, por tanto, entiende que no hay motivos para dudar de la carencia técnica de su contenido. Además, asegura que mediante el interrogatorio que se va a realizar en sala al perito, se puede ampliar el contenido del informe en el sentido solicitado por nosotros.
Su señoría nos hace la típica pregunta que, por desgracia, en la mayoría de los casos cae en saco roto:
– ¿Letrados hay alguna posibilidad de llegar a un acuerdo?
– Miro al otro letrado y con un gesto de ojos le pregunto. Él se encoge de hombros. Su señoría en ese momento nos anima diciendo que si había alguna posibilidad de dar un día más de visitas. Que qué nos parecía si se ampliaba las visitas a los jueves con pernocta.
Es como si el juez me hubiera leído los pensamientos. Justo ayer, preparando el juicio, le había dicho al cliente que se olvidara de la CUSTODIA COMPARTIDA y que se centrara en obtener un día más de visitas. Para mi sorpresa, ahora era el juez el que nos lo ofrecía como una posibilidad de acuerdo.
En ese momento apareció en escena la sombra del conflicto que alimenta a diario la abogacía tradicional y se apoderó de la escena. Aparece el temor a que si se da un día más, el padre podría solicitar automáticamente la custodia compartida, y esto nubla el sentido común.
Ojalá algún día entienda por qué generan tanto miedo esas dos palabras CUSTODIA COMPARTIDA.
Ojalá algún día entienda por qué provoca tanta tensión que un hijo comparta su tiempo con su padre y con su madre.
El compañero abogado ni tan siquiera consultó con su cliente, negándose directamente e invitando al juez a celebrar la vista.
Su señoría nos invitó a tomar asiento. Empieza el juicio, y empieza la grabación del mismo. ¡Cámara y acción! Empieza la película. La temática de la misma es clara: drama o terror.
Empiezo repitiendo mi petición de SUSPENSION sabiendo de antemano que la respuesta va a ser un NO, sin embargo, toca hacerlo en la vista. En el despacho siempre hemos tenido claro como abogados que nunca nos tenemos que quitar posibilidades. También reiteramos la realización de la ampliación del informe psicosocial ante la falta de rigor advertido en el informe aportado por el GABINETE PSICOSOCIAL.
Su señoría deniega la SUSPENSIÓN y continuamos la vista.
Presentamos nuestras instructas de proposición de pruebas, es decir, el escrito en el que indicamos al juez los medios de prueba que queremos hacer vale en sala. Y tras admitir y denegar el juez las pruebas, empezamos el juicio.
La declaración de la psicóloga del gabinete psicosocial se realiza por video conferencia. Como es habitual, en los juzgados se oye muy mal y hay que agudizar el oído para tratar de entender lo que dicen.
Veo la cara de preocupación de mi cliente. Esta tenso, sentando en los bancos del juzgado, junto a la madre de su hijo, con la que hoy ni se habla.
Se palpa el DOLOR del conflicto. Cada uno lo vive desde su propia percepción. Nuestro cliente está dolido porque durante años le niegan el poder compartir en igualdad su tiempo con su hijo, y la madre está dolida porque piensa que le quieren quitar a su hijo.
Ambos DOLIDOS se enfrentan y tensan la convivencia del hijo común.
Solo hay que oírlos declarar. Ella se centra en focalizar las culpas sobre el padre. En indicar que el padre tiene problemas más graves en la relación con su hijo. Ambos sacan los trapos más sucios y empiezan a airear delante de todos los miembros del juzgado los problemas que han vivido con el niño.
Hay una conclusión a la que todos los que somos parte del juzgado hemos llegado. El conflicto entre los padres es EVIDENTE y ha absorbido su relación. Viven en un CONFLICTO, que solo se calma entre ellos en los periodos de tiempo en los que no hay contienda judicial en búsqueda de la CUSTODIA COMPARTIDA.
El niño, como es normal, no es ajeno a esta situación. Queda patente en sala que el niño muestra problemas de conducta. Que realiza llamadas de atención con el objetivo de no verse en la obligación de elegir.
Su padre le demanda más tiempo y su madre le demanda que no la deje sola. El niño se siente como un juguete en manos de sus padres y a sus antojos.
¿Es que nadie se ha dado cuenta de que el niño quiere a ambos? ¿Nadie se ha dado cuenta de que no quiere tener la responsabilidad de elegir?
Pues no. Nos empeñamos en que tenga que pasar por una exploración judicial y a entrevistarse con los psicólogos y trabajadores sociales del juzgado.
Una vez más, no nos damos cuenta de que el JUZGADO no es la SOLUCIÓN. Cada vez que abre un proceso judicial de este tipo, se abre una brecha más en la relación padre-madre.
¿Tan difícil es llegar a un entendimiento?
¿Por qué cuando no están en juego las dos palabras CUSTODIA COMPARTIDA, la madre sí permite que su hijo pase una tarde más viendo el futbol con su padre? ¿Por qué? ¿Qué diferencia hay?
La única diferencia son esas dos palabras. Solo dos palabras. CUSTODIA COMPARTIDA. Nos obcecamos con ello y no nos damos cuenta de que el tiempo junto al niño es el mismo, aunque no tenga esas dos palabras.
¿Qué es lo verdaderamente importante, tener un título de CUSTODIA COMPARTIDA o disfrutar de más tiempo junto al niño?
Mientras se celebra el juicio, la pareja de mi cliente está muy nerviosa sentada al final de la sala, gesticula, murmura. Mi compañera de despacho la tranquiliza y la calma. El conflicto contagiado por la persona que ama. Le ve sufrir por querer ejercer de padre. Un buen hombre que quiere pasar más tiempo con su hijo y que durante una década ha visto como la justicia le decía un NO ROTUNDO.
¿De verdad son tan importante esas dos palabras?
Años de juicios, miles de euros gastados en abogados, procuradores, meses de tensiones y noches sin dormir. Y en medio de todo esto, un niño, su hijo, con la una soga al cuello obligado a tener que elegir, cuando, realmente, lo que el quiere de verdad es no hacer daño ni a su padre ni a su madre.
Si hoy le hubiéramos podido preguntar en sala, estoy convencido de que hubiera dicho “dejadme en paz, lo único que quiero es que esta guerra acabe de una vez.”
Hoy, una vez más, al salir del juzgado he confirmado que el juzgado no es la solución. Sólo es el medio de seguir generando conflicto y provocar tensiones entre un padre y una madre por hacerse dueño de un niño. Un niño, que quiere seguir viendo a su padre como el príncipe y a su madre como la princesa. Siempre han sido así para él, y siempre lo seguirán siendo.
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Muchas Gracias
Javier González González
Padre, Divorciado y experto apasionado del Área de Familia de Casasempere abogados.
PREGUNTAS Y RESPUESTAS
El conflicto que viven los padres provoca tal alteración emocional que hace que el foco de atención se centre en la batalla judicial, el pretender ganar por encima de todo y nos olvidamos de lo más importante, los hijos. Si quieres saber como salir de este dolor te invitamos a que leas este post.
Cuando la rivalidad entre padres es el centro de su relación se hace prácticamente inviable el acuerdo y nos vemos obligados a poner en manos de un juez decisiones que jamás deberían llegar a su mesa. Deberías leer el post para averiguar todo lo que puedes llegar a sufrir por empeñarte en GANAR.
Cuando consigues pensar desde la calma y no desde el conflicto que vives, te das cuenta que lo realmente importante es pasar más tiempo con tus hijos. Que tu sentencia no ponga CUSTODIA COMPARTIDA no es lo más relevante. Lee nuestro post y entiende por qué no es tan importante tener una custodia compartida.
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