procedimiento sumario familia covid

PROCEDIMIENTO RECUPERAR DIAS CUSTODIA COMPARTIDA

De repente, las respiraciones parecen helarse. Entra nuestro cliente en las Sala, por indicación de la jueza, para proceder a la firma del acta del acuerdo. Se acerca a mí, le enseño el acta del acuerdo, y en voz baja me susurra:

¿Javier, vamos a poner en el acuerdo lo de la hora de las llamadas? Que ya sabes que después tenemos mil historias.

En mi interior, sé que no debo decirlo. Que esa petición puede poner en peligro el acuerdo alcanzado, pero llevo viendo sufrir a ese padre durante 2 años. Es una pena, pero todo cuanto no está milimétricamente regulado, supone una fuente de problemas continua con la madre de su hijo.

Dirijo la mirada hacia su señoría y le indico, “señoría, a fin de evitar más problemas, quizás sería bueno aprovechar que estamos alcanzando tantos acuerdos, y regular también los horarios de comunicaciones”

La madre levanta la cabeza y abre los ojos, parece gustarle mi propuesta, por lo que se dirige a la jueza y empieza a hablar queriendo imponer una vez más su criterio.

Era el tercer documento que, ante la necesidad de hacer indicaciones precisas que evitaran la contienda, le había hecho cambiar a su señoría.

De repente, la jueza se levanta de su silla se dirige a ambos padres y con tono y gesto muy serio les dice:

“Señores, tienen que empezar ustedes a ponerse de acuerdo como padres. No pueden pretender buscar solución para todo en los juzgados. Nosotros no estamos aquí para enseñarles a ser padres”.

Se supone que uno acude a los juzgados con la pretensión de que se haga justicia, sin embargo, lo que choca a muchos padres y madres, y no son conscientes hasta que lo prueban, es que en los juzgados jamás van a conocer tu historia tan en profundidad como la puedas conocer tú o tu abogado. En el juzgado eres un número. Un numero de Autos, un expediente.

A la jueza de este caso, lo que más le había gustado es haber cerrado todos los expedientes. Con el acuerdo había conseguido cerrar también el otro proceso de ejecución. Hoy habíamos hecho un 2×1 judicial.

Hoy tocaba la primera vista de un nuevo procedimiento de familia. Uno de esos nuevos procesos de familia que han surgido como consecuencia del covid-19, en los que se te permite solicitar una compensación para recuperar los días de régimen de visitas que no has podido disfrutar durante el estado de alarma.

Hoy nos había traído ante la jueza un número, y la imposibilidad de acordar las fechas de disfrute. La cuestión era entre recuperar 6 semanas o sólo 3, y si debía ser inmediatamente y de forma seguida, o por el contrario debía ser a criterio de la parte contraria, de forma alterna e intercalada.

Hoy, una vez más, nos había traído al juzgado el querer tener la razón por encima de todo y de todos.

El 9 de enero, escasamente 6 meses antes, habíamos estado en la misma puerta, en los mismos juzgados, y los mismos personajes. Bueno, casi los mismos. Hoy ella acudía acompañada de un nuevo abogado. El anterior al parecer ya no era de su agrado y había pasado a mejor vida. Este era ya el tercero en dos años.

Llegando al juzgado, pude verlos en la acera de enfrente de la puerta de entrada, de los juzgados de familia de Alicante capital.

Allí estábamos, una vez más, después de tantas batallas en los últimos dos años. Su mirada transmitía el cansancio del guerrero que lleva a sus espaldas muchas batallas y sabe que la guerra por desgracia tampoco va a terminar hoy.

Es muy triste ver que dos personas, que llegaron a amarse hasta el punto de concebir una nueva vida, ahora ni se miren. Ni sean capaces de pronunciar un saludo cordial aunque sólo sea por educación. Es triste ver como hoy hasta tratan de evitar el cruce de miradas.

Lo veo a diario. Cuanto más se acude a los juzgados, mas se deterioran las relaciones como padres.

Ella hoy no venía acompañada de su nuevo marido. Hoy se la veía sola paseando. Con la mirada de preocupación de aquel que sabe que no puede subestimar a su contrincante. Son muchas las batallas que no le habían salido exactamente como ella quería.

Hoy, después de numerosos intentos, estaba en juego el recuperar todo el tiempo de custodia compartida que como consecuencia del Covid-19, y del hecho de que la madre se había ido en pleno confinamiento al país extranjero en el que ahora se había empeñado en irse a vivir con su hijo. Durante 6 largas semanas, nuestro protagonista de hoy, pese a tener una sentencia que indicaba que se debía alternar en la custodia, se tuvo que conformar con ver a su hijo a través de una pantalla.

Es curioso, pero toda esta batalla había empezado por amor. La madre se había vuelto a enamorar, esta vez de un nórdico, y su deseo era trasladarse a vivir de forma permanente al país de origen de su nuevo amor.

Había mucho en juego, ya que la distancia iba a impedir ese contacto tan directo y continuo con su hijo que él tanto deseaba. Hasta ahora, el padre, por circunstancias de la vida, se había visto obligado a disfrutar de su hijo en fines de semana alternos, sin embardo, de aquí en adelante, su vida empezaba a ajustarse, e iba a poder pedir más tiempo junto a su hijo. Se encontraba con esto. 

Por eso, hay que disfrutar de cada pequeño instante porque cuando menos te lo esperas la vida te cambia todos tus planes sin contar contigo.

Como tenemos por costumbre en Casasempere abogados, había quedado con el padre una hora antes del juicio en la puerta, para hacer ese último repaso final previo al juicio. Esas últimas instrucciones del entrenador a sus jugadores, antes de entrar en la cancha de juego a darlo todo. Era el momento de esas últimas palabras que ayudan a levantar los ánimos de los guerreros, que saben que hoy lo tienen que dar todo para no perder la batalla.

Eran ya dos años de continuas batallas judiciales. El desgaste hacía mella no solo a nivel económico sino sobre todo en los ánimos. Todo cuanto se hacía, aún pareciendo que se ganaba, no terminaba de dar los resultados esperados. Ella siempre hacía algo que alteraba por completo lo que en principio parecía justo y se había acordado.

El 9 de enero se había alcanzado un acuerdo, en el que se recogía que iban a alternar en custodia compartida semanal, y que antes de finales de mayo, se iba a elaborar un informe psicológico que iba a decidir tras analizar a padre, madre e hijo, cuál era la mejor opción de custodia.

Se aceptó que, en función de la recomendación del informe, se iba a mantener la custodia compartida semanal con la residencia de ambos padres en la actual localidad del menor, o si, por el contrario, se iba a volver a establecer custodia exclusiva materna con autorización de residir en ese país extranjero, que ahora se había convertido en la obsesión de esta madre.

Pero el confinamiento, el covid-19, y esa madre que quiere controlar milimétricamente todo y que todos a su alrededor hagan su voluntad, lo cambiaron todo.

Y lo que más le dolía a este padre, era sentirse engañado de manera continua. Si ya estaba acordado, por qué no lo cumplía. En su relación como padre con aquella madre, parecía ser necesario disponer de regulación precisa absolutamente para todo.

Es increíble que, desde el final del confinamiento, se había visto obligado a solicitar el auxilio judicial, para poder recuperar esas semanas que por capricho personal no había podido disfrutar, y a tener que pedir ayuda al juzgado para poder continuar con la alternancia semanal hasta la existencia del informe que pudiera poner fin a esta guerra.

Este padre no dejaba de preguntarse, ¿por qué le cuesta tanto cumplir con lo que ella misma ha acordado?

Parecía lógico para todos, menos para esa madre. Si no se había podido hacer el informe debido al estado de alarma, lo más sensato era seguir alternando hasta realizarlo ¿no? Pues esa madre lo vivía a su propia manera.

Mientras tanto, este padre me repetía una y otra vez:

“Javier, sólo quiero que esto acabe ya”

Que un padre quiera ser y ejercer de padre, y le pongan tantas dificultades, es realmente triste. A lo largo de la geografía española veo siempre las mismas historias con diferentes personajes.

Madres que se quejan de tener enfrente padres que no ejercen su papel de padres, y padres que se quejan de tener enfrente madres que no les dejan ejercer ese papel de padres.

Es otro de nuestros padres corajes en la historia de Casasempere abogados. Uno de esos padres que se están dejando literalmente la piel con el único objetivo de tratar de compartir su tiempo con su hijo.

Uno de esos padres de los que te enamoras cuando le escuchas como habla con su hijo. Es auténtica pasión por él. La dulzura, el cariño, la paciencia y el profundo amor con el que lo trata, es digno de admiración. Es uno de esos padres que no puedes entender como la madre puede poner tantas trabas, pegas o dificultades, en que este niño pase más tiempo a su lado. No alcanzas a entender esa obsesión por distanciar e impedir ese contacto.

Es uno de esos padres a los que da gusto defender en sala, ya que para él siempre está por encima de todo el bienestar de su hijo. Es un padre que, en pleno confinamiento, podía haber hecho lo que a la semana siguiente se encontró por parte de la madre pero que, en su vida, prefiere actuar de forma justa y honesta, aunque ello suponga en muchas ocasiones salir perdiendo, como lo ha lleva haciendo desde el nacimiento de su hijo.

Es uno de esos padres que me dicen, “yo lucho esta batalla por mi hijo, él me necesita a su lado”.

Mira Javier, si mi hijo se tiene que ir a vivir al extranjero yo como adulto lo tendré que aceptar, pero no quiero que mi hijo piense que su padre no quería estar con él, porque eso no es verdad. Yo he tenido que vivir estos años sin poder verlo como realmente quería porque me sentí engañado. Yo confié en esa madre y terminé sin poder ver a mi hijo. Jamás me imaginé que íbamos a llegar a esto.

Estamos ante un padre que el último año se ha tenido que ir a vivir a una localidad, que está cerca de dos horas de su actual residencia, sólo con la intención de que le permitan compartir más tiempo junto a su hijo.

Un padre de esos que disfrutan de verdad los minutos en compañía de su hijo, y saben dejar al margen el conflicto y los problemas. Será porque es dominicano, por su acento, por su cultura o por su bondad, pero es uno de esos padres que agradeces hayan contado contigo para ayudarle en su camino.

PROCEDIMIENTO SUMARIO FAMILIA

Esperábamos en la calle a que los funcionarios terminaran de realizar el nuevo protocolo de desinfección. Se abrió la puerta de acceso de la calle y la funcionaria salió indicando que ya podíamos pasar dentro de las dependencias judiciales.

Previo al protocolo de desinfección de manos la funcionaria indicó el clásico, “que pasen primero los letrados por favor”.

Bastaron 3 minutos dentro de sala para clarificar el criterio. Con esos 3 minutos nos hubiéramos podido ahorrar semanas sin ver al niño, mails, llamadas y mil intentos de entendimiento.

https://youtu.be/lLOh7oJmh3c

La primera pregunta de su señoría fue ¿cuantas semanas le correspondían al padre de ese total de 6 semanas?

Trato de hacerle entender a su señoría que el objeto del acuerdo del 9 de enero era alternar en igualdad de tiempos para poder realizar el informe en igualdad de armas.

Pero la justicia no tiene tiempo para escuchar.

“Letrado, el criterio de la junta sectorial de jueces es recuperar el tiempo no disfrutado”. En ese momento, le indico a su señoría que en el acuerdo de la junta sectorial se establece que se debe recuperar el mismo periodo de tiempo.

Y su señoría me matiza, “el mismo periodo de tiempo QUE LE CORRESPONDIA”. Tres palabras daban un sentido diferente, y habían provocado el primero de los roces que impedían alcanzar un acuerdo.

El segundo roce era que de contrario se intentaba que se disfrutasen esas semanas de forma alterna. Nosotros no alcanzábamos a comprender por qué tantas pegas. Al parecer, no le había bastado con 6 semanas seguidas incumpliendo el acuerdo.

Era evidente que no, ya que, pasado ese 31 de mayo que ponía la sentencia, de nuevo esa madre había impuesto su criterio, ahora ya ni alternancia semanal. Era un continuo ordeno y mando.

Teniendo claro que sólo se iba a recuperar el periodo que le correspondía al padre, y que debía ser inmediatamente y seguido, se habían eliminado de un plumazo los elementos de discusión y enfrentamiento.

https://youtu.be/JccjDPwjiGw

Habiendo ganado, la victoria sabía agridulce, porque, a fin de cuentas, ese padre ya llevaba 10 semanas sin disfrutar de su hijo. Una vez más, sentía que el acuerdo alcanzado ese 9 de enero había quedado en papel mojado.

Aún así, teníamos que estar contentos, ya que, en un solo acto, habíamos eliminado todos los puntos de conflicto. Ya no podía haber dudas. Tras las 3 semanas de recuperación, se iba a seguir alternando hasta disponer del informe.

Ahora ya sólo era cuestión de esperar. Sin embargo, este padre, como todos los divorciados, ya empezaba a preocuparse por lo siguiente, el informe. Es una tónica habitual de todos. Mi consejo final fue

“Olvídate del informe y céntrate en disfrutar de tu tiempo con tu hijo. Piensa que puede ser el último periodo así”.

Cuanto daño provoca querer tener siempre la razón y querer imponer tu propio y personal modo de ver.

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Muchas Gracias

Javier González González

Padre, Divorciado y experto apasionado del Área de Familia en Casasempere abogados.

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