PUNTO DE ENCUENTRO FAMILIAR
¿Cómo hemos llegado a esto?
De repente, el padre se agacha, coge en brazos a su hijo y empieza a correr en dirección opuesta al lugar en el que la madre está conversando con el amigo, amigo que el mismo padre ha traído a su visita.
El propio amigo se queda perplejo y sin palabras ante lo que está viviendo. Jamás se podría imaginar que iba a vivir un episodio tan desgarrador.
Ver como tu hijo llora desgarrando su alma al ver que le alejan de su madre, y no puedes hacer nada. La madre trata desesperada de alcanzarlo, para evitar una escena que jamás debería de haber ocurrido.
Pero, ¿cómo hemos llegado a esto?
Hoy por fin después de casi un año vi sonreír a esa madre. Saliendo de la sala de juicios, le transmití la genial propuesta de la Fiscal. En las últimas semanas todo era nerviosismo, preguntas, dudas. Cientos de mensajes, enviando mails, WhatsApps, audios y videos. Todo lo que se había acumulado a lo largo de un año, y que podía servir para tratar de hacerle ver a la jueza lo que había vivido ella y su hijo en ese tiempo. Y siempre desde una premisa clara. Ella no quería impedir el contacto de su padre con su hijo.
Su cara era de preocupación y angustia, ya que no sabia como iba a hacer entender que ella no era una madre de esas que impiden, prohíben o limitan el contacto de su hijo con su padre. Es curioso, ella que había luchado codo a codo con él para que disfrutara de más tiempo con su otro hijo, ahora se había convertido en el blanco de su ira. Quién lo iba a imaginar.
Ahora ella era la mala de su película, y las mismas palabras de odio que tantas veces había escuchado de él, esta vez iban dirigidas hacia ella. Lo más triste es que, una vez más, el querer tener razón estaba por encima de lo único verdaderamente importante, la felicidad, seguridad y tranquilidad de ese pequeñín.
Es una lastima que los procesos de familia saquen lo peor de las personas. Lo vemos a diario en Casasempere abogados. Dos personas que se han amado, hasta el punto de tener un hijo en común, y que tras la ruptura pasan de ser amantes a convertirse en los peores enemigos.
Y por fin llegó el día de celebrar las medidas provisionales. Por fin iba a existir una decisión judicial que regulara la situación, y que la permitiera descansar. Esa decisión ha llegado, y además con la mejor de las propuestas. Durante meses había tenido que escuchar una y otra vez la misma canción que salía de la boca de su ex, “¿Cuándo vas a dejar que me lo lleve a dormir y a pasar el fin de semana conmigo?
Te dejo una reflexión que hice en nuestra página de facebook una hora antes de entrar en sala. Aquí te dejamos el vídeo para que lo visualices. Dale a me gusta, y podrás ver muchos videos de valor para tu divorcio.
Ella no sabía como hacerle entender al padre que ese pequeñín, de menos de tres añitos, era un ser muy sensible y que necesitaba sentirse seguro con él. Que había que ir poco a poco. Sin embargo, todo lo que se proponía o hacía parecía insuficiente para ese padre.
Es curioso, como se había pasado de unas pocas horas cerca de casa para que el niño se sintiera seguro, a medio día en el que el padre se lo llevaba a su propia casa. Aun así, todo era insuficiente. El padre no tenía la paciencia que ese pequeñín necesitaba y reclamaba.
Escuchar la versión de uno y de otro era como ver dos versiones de la misma película completamente diferentes. Ella se quejaba de que durante los dos primeros años de vida había sido un padre ausente, que había tenido que ocuparse en solitario del niño, que durante meses le había estado pidiendo que se implicara, que la ayudara, que estableciera lazos con su hijo, pero él prefería jugar hasta altas horas de la madrugada a la Play o descansar porque había venido de trabajar. Todo era válido como excusa antes que atender a su hijo y estar con él.
Ella se sentía abandonada, y pensaba que ese chiquitín era invisible para su padre. Lo que más le dolía era verlo ignorar a ese hijo que con tanto amor habían tenido. Y ahora, tras la ruptura, parecía que le había entrado de golpe todo el instinto que durante dos años no había mostrado.
Su corazón todavía recuerda con un vuelco en su corazón esa mañana en el que lo veía correr delante de ella con su hijo en brazos y no poder alcanzarlo. Verlo desde la distancia subirse al coche y desaparecer a toda prisa. Lo que tantas veces había visto en películas lo estaba viviendo en sus propias carnes. Ahora entendía el profundo dolor de esas madres cuando secuestran a sus hijos, sólo que en esta ocasión el secuestrador no era un extraño, era su padre.
Recuerdo como llamaba desesperada al despacho “Se lo ha llevado Javier, se lo ha llevado, ¿qué hago?”
Aun recuerdo el tener que acudir al cuartel de la guardia civil con esa amiga, que hoy me relata ese momento y vuelve a decir
¿Cómo hemos llegado a esto?
Es increíble tener que llegar a poner una denuncia, con la única intención de conseguir que los agentes hagan una llamada que le pudiera hacer entrar en razón. A ella lo único que le desgarraba el alma es que sabía que él iba a cumplir su promesa. Me lo voy a quedar a dormir porque es la mejor forma de que mi hijo se acostumbre a estar conmigo.
Ya lo había vivido meses atrás. El se quedó al niño todo el día a pesar de que ambos habían acordado ir poco a poco. Sin embargo, para él todo era muy lento. Quería más. Quería que su hijo se acostumbrara a estar con él cuanto antes, por encima de todo y de todos, sobre todo por encima de su hijo.
Este padre no se había dado cuenta que esta historia no va ni de él ni de su madre. Va de su hijo y de su bienestar.
Todavía recuerdo la llamada a su abogado y tener que sacar mi lado más guerrero. “Si el niño no esta de vuelta esta tarde, no nos va a quedar más remedio que denunciar y ya sabes lo que eso significa”.
Ese chiquitín todavía no sabía dormir sin estar pegado al pecho de su madre. Ese chiquitín necesitaba un poco más de tiempo. Lo veía todo el mundo, menos él.
¿Tan complicado es tomarse las cosas con un poco más de calma? Todos somos conscientes de que es su padre, y queremos que ejerza de padre, solo que en este caso lo mejor para el niño era ir poco a poco. Y así se lo planteamos.
Qué fácil es perder los papeles cuando eres padre divorciado. Todo es mucho más fácil, solo que nosotros lo complicamos, y todo por querer tener la razón por encima de todo.
Es increíble como en diciembre este despacho propuso precisamente lo mismo que ahora se aceptaba a través del juzgado. ¿Por qué nos gusta tanto dar rodeos para al final llegar al mismo punto de origen? La respuesta es fácil. Porque cada padre vive su propia y peculiar historia.
Llegando al juzgado, la mirada de esa madre era de nerviosismo. Iba acompañada de sus familiares y amigas, esas personas que estaban presentes en su vida y que querían demostrarle hoy su apoyo, por encima de todo. Conforme se iba acercando el momento, se palpaba aun más el nerviosismo. Estábamos a tan sólo 30 minutos de que empezara todo, y esta madre solo suplicaba que se supiera como era ella de verdad. Una madre que lo único que le preocupaba era no ver sufrir a su chiquitín.
Desde que se produjo la ruptura, y él de forma sorpresiva había demandado tiempo junto a su hijo, ella había colaborado. Había cedido sus días libres, festivos, de vacaciones o incluso en fin de semana, para ello. Quería de verdad que su chiquitín se fuera tranquilo con su padre. Pero todo cuanto hacía era poco desde los ojos del padre, y al final el querer correr provocó que ese chiquitín temblase de auténtico terror con sólo verle llegar.
Sabía que tarde o temprano se iba a tener que ir con él. Era el hombre que ella había escogido como padre. Se arrepintiese o no ahora, esa decisión ahora era inevitable.
Dicen que una madre es capaz de todo por sus hijos, y así es. Veo madres enfrentándose a sus peores miedos cada día en los juzgados, capaces de superar el mayor de sus miedos, el perder a sus hijos, porque un juzgado no sea capaz de entender lo que esos niños están viviendo.
Hoy podemos dar las gracias a que nos hemos encontrado en la Sala del Juzgado con una Fiscal de esas que lo tienen claro. Sabe a la perfección cuál es su papel en este juego de los procesos de familia. Ella está ahí para velar por el interés del menor. Así se lo ha transmitido al abogado contrario “Letrado estamos en unas medidas provisionales y se debe extremar la cautela. Tenga presente que el niño tiene 2 años y 9 meses, y no nos puede contar su verdad. ¿Qué vamos a ver hoy si celebramos? lo de siempre. Vamos a escuchar a un padre que dice que la madre es mala y una madre que dice que el padre es peor, y sus familiares y sus amigos que respaldan las respectivas versiones”.
Sin embargo, ella hoy realmente sólo quería tener la tranquilidad de que su hijo iba a estar bien, y que unos profesionales como los que van a guiar las visitas desde el punto de encuentro familiar (PEF) iban a servir de árbitros imparciales en esta contienda.
Esta madre tenía la tranquilidad de que ella no quería limitar el contacto del padre con su hijo. Era admirable verla decir, yo sólo quiero que el niño no sufra. Sólo quiero que se vaya tranquilo con su padre.
Tras más de 20 minutos de espera, por fin se abrieron las puertas, y la funcionaría indicó que pasasen los letrados. Era el momento de empezar el show, e intentar alcanzar ese acuerdo que al menos evitara a esa madre tener que entrar dentro de sala a vivir una experiencia desagradable.
Cada vez que una pareja se enfrenta en sala gana tres o cuatro años de conflicto, odio y rencor en sus vidas.
Tras más de 20 minutos en sala, la Fiscal hizo la mejor de las propuestas que se podía haber hecho.
¿Y si ponemos las visitas de forma provisional hasta la vista principal a través de un punto de encuentro familiar?
Era como si me hubiera leído la mente. La tarde anterior había hablado con el psicólogo, al que había remitido a la madre para que, desde su opinión profesional, y me indicara qué medidas podía proponer en sala, para tratar de poner cordura en toda esta locura que estábamos viviendo.
Le pregunté, ¿cómo podemos solucionar esto? y su respuesta fue a través de un punto de encuentro, que supervise las visitas, y pueda emitir un informe que pueda ayudar al niño.
Tanto la Fiscal como la Jueza advirtieron mis ganas de colaborar, entendernos y querer llegar a un acuerdo. Yo no me oponía y sabía que mi cliente iba a respirar aliviada. Me parecía la solución idónea, y precisamente era la que habíamos tratado de proponer en numerosas ocasiones, pero por desgracia la parte contraria, lejos de querer construir, sólo esgrimía leyes y derechos. Como si todos los niños fueran iguales, y se pudiera establecer una solución igual para todos los supuestos.
Cada caso, cada situación, cada niño, es único y especial, y lo que sirve para unos puede no servir para otros. El propio psicólogo nos decía, yo tengo dos hijos, uno se ha adaptado perfectamente a la guardería y la otra no. De hecho, a la pequeña la he tenido que sacar de la guardería porque no se adapta. Cada niño tiene unas características especiales y únicas.
Hoy por fin, sentí que en este asunto el interés superior del menor había sido considerado.
El abogado contrario insistía. “Señoría si esperamos a la vista principal van a pasar meses y mi cliente va a seguir sin poder estar en intimidad y sin supervisión con su hijo”. En nuestro caso, y en nuestra forma de entender cómo afrontar cada divorcio, realmente lo que buscamos es que todos avancen y por eso proponemos cosas que nadie haría. Le propuse a la fiscal que dejásemos a criterio del informe del punto de encuentro familiar, el establecer las pernoctas o el indicar que las visitas se podían hacer fuera del punto de encuentro, y sin estar tuteladas.
Detrás de las mascarillas, notaba como tanto la Fiscal como la Jueza, veían mi ánimo en buscar una solución justa para todas las partes. Había sido necesario acudir a la ayuda de la sala y de ellas, para desbloquear una propuesta que ya había sido lanzada meses antes por nosotros.
Es triste que el hecho de querer tener la razón ciegue intelectualmente a las personas en el divorcio. Si ese padre hubiera aceptado nuestra propuesta hace meses, con toda probabilidad ya estaría disfrutando de dormir junto a su hijo, y nos hubiéramos ahorrado muchas escenas bochornosas.
Ahora, sólo había que esperar a los informes del punto de encuentro familiar, para que ese niño fuera recuperando al ritmo que él necesitaba para estar junto a su padre, porque, aunque la otra parte quiera pensar lo contrario, el deseo de esta madre jamás ha sido alejarlo de él, sino simplemente asegurarse de que el niño tuviera la tranquilidad de que su padre se fuera poco a poco ganándo su confianza.
Hoy me siento feliz y satisfecho porque han triunfado los intereses del niño por encima de los personales de la madre y del padre.
Te dejamos nuestro video en directo nada más terminar las medidas provisionales.
¿Te gustaría saber quién es? En Casasempere abogados nuestros post están inspirados en personas y situaciones reales, y hoy puedes ponerle cara a esta madre, clienta y parte de nuestra familia. Ella es Raquel Martínez, la has podido ver en gran parte de las imágenes de este post, fíjate mejor, aquí la tienes. Una mujer como tú, un auténtico ejemplo como persona y como madre.
Y para que al igual que Raquel puedas conocer un poco más la utilidad de los puntos de encuentro familiar te invitamos a que sigas leyendo nuestro post de hoy.
FUNCIONES DEL PUNTO DE ENCUENTRO FAMILIAR
Los puntos de encuentro familiares son espacios facilitadores de la comunicación entre los familiares, y garantizan que se ejerza el derecho de visitas con seguridad para todas las partes.
Se crea un espacio lejos del conflicto entre los padres, que posibilita que los niños puedan mantener el adecuado contacto o relación con el padre o la madre.
Cuentan además con un equipo multidisciplinar de profesionales, que ayudan a superar los conflictos, y a preparar a las partes para realizar las visitas de forma autónoma, y sin la necesidad de depender de esta institución.
CAUSAS POR LAS QUE SE ACUDE A UN PUNTO DE ENCUENTRO FAMILIAR
Son numerosas y variadas las causas por las que se acude a un punto de encuentro familiar. En el supuesto que relatamos hoy, y pese a la oposición contraria que tuvimos, el motivo fundamental era la negativa o reticencia del menor a relacionarse con su padre.
De entre las causas más destacadas que pueden llevar a hacer necesario el uso de un punto de encuentro familiar, tenemos las siguientes:
1.- La oposición o falta de colaboración en las visitas del padre custodio.
2.- La existencia de situaciones violentas o tensas entre los padres, a la hora de realizar las entregas o recogidas del menor.
3.- La necesidad de mantener el anonimato del domicilio del custodio.
4.- La necesidad de garantizar la seguridad del menor durante el régimen de visitas.
5.- La carencia de vínculos afectivos con la persona a la que se le ha reconocido el régimen de visitas.
6.- Relaciones deterioradas o inexistentes entre los hermanos, como consecuencia de la separación de los padres.
7.- Dificultades derivadas del estado o situación de la vivienda, como lejanía o condiciones inadecuadas.
SERVICIOS DEL PUNTO DE ENCUENTRO FAMILIAR
Los puntos de encuentro familiar llevan a cabo principalmente 3 servicios:
1.- Entrega o recogida de menores.
Se hace para que no haya contacto entre los padres, como consecuencia de situaciones de conflicto derivadas de la ruptura reciente. El objetivo es que este centro sirva como punto de intercambio, que garantice la ausencia de contacto que pueda provocar conflictos.
2.- Visita Tutelada.
Surge en aquellas situaciones en las que, como el caso de hoy, se hace necesaria una supervisión por parte de los profesionales durante la visita. Son casos como estos:
- Poco contacto anterior entre hijo y padres.
- Por enfermedad de los padres u otras circunstancias personales.
- Menores que se encuentren separados de sus padres como medida de protección.
- Si los menores se niegan a relacionarse con uno de los padres.
3.- Recogida o entrega de menores con posibilidad de permanencia en el punto de encuentro familiar.
Cuando el padre o madre que tiene que hacer las visitas no dispone de vivienda en el lugar donde se tienen que efectuar las visitas, o esa vivienda no está en condiciones idóneas para realizar las mismas.
OBJETIVOS DEL PUNTO DE ENCUENTRO FAMILIAR.
Además de los encuentros y visitas, se realizan actividades orientadas a mejorar y/o restaurar las relaciones padres-hijos mediante la asistencia, consulta, orientación asesoramiento y evaluación de la familia, por un equipo multidisciplinar formado por abogados, psicólogos y trabajadores sociales.
PUNTOS DE ENCUENTRO FAMILIAR EN LOS CASOS DE VIOLENCIA DE GÉNERO.
Especial relevancia de cara a evitar el contacto y las posibilidades de que se produzcan agresiones entre los padres es el uso de los puntos de encuentro familiar.
Los PEF (puntos de encuentro familiar) evitan el contacto físico entre las partes, y con ello las posibles agresiones que se podrían producir por el deterioro de las relaciones entre las partes.
Es especialmente útil su uso en supuestos en los que, la gravedad de las agresiones, obliga a la madre a tener que residir en casas de acogida, lo que provoca la necesidad de mantener el anonimato de su ubicación o residencia. Con el uso de los PEF se garantiza el cumplimiento del derecho de visitas y la seguridad de las víctimas.
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Muchas Gracias
Javier González González
Padre, Divorciado y experto apasionado del Área de Familia en Casasempere abogados.
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